- El crecimiento de la electromovilidad y el uso de plásticos complejos requieren nuevas estrategias de recuperación de recursos.
- Legislaciones como la Ley REP establecen un marco para enfrentar estos desafíos y tecnologías de reciclaje muestran cómo construir un modelo productivo más sostenible.
Chile, 03 de octubre de 2025 – El incremento del uso de vehículos eléctricos y la demanda de plásticos tecnológicos plantean enormes desafíos para Chile con respecto a la gestión de residuos, en un contexto de creciente presión sobre la extracción de materias primas.
La Ley 20.920 de Responsabilidad Extendida del Productor (REP) obliga a los productores de baterías, plásticos y otros productos prioritarios a hacerse cargo de su recolección y valorización. Actualmente, el Ministerio del Medio Ambiente trabaja en un decreto que incluirá a las baterías de ion-litio, aunque el proceso aún está en desarrollo.
Panorama local de residuos críticos
Según el Estudio Comparativo de Materiales 2023 de la Asociación Nacional de la Industria del Reciclaje (ANIR), en Chile el Material Disponible País (MDP) para baterías fuera de uso alcanzó las 41.067 toneladas. De ese total, se gestionaron 30.608 toneladas, lo que equivale a una tasa de valorización del 74,5 %.
Por otro lado, respecto al crecimiento de baterías eléctricas de vehículos, el Ministerio del Medio Ambiente proyectó que al 2030 circularían cerca de 50 mil en Chile, superando las 100 mil en 2035 y alcanzando más de 450 mil en 2050.
En cuanto a plásticos, la Asociación Gremial de Industriales del Plástico (ASIPLA) reportó que en 2024 el consumo aparente fue de 1.238.000 toneladas, con un aumento del 7% respecto al año anterior. Según el estudio, el aumento se debe a una mayor importación de resinas de Polietileno de Alta Densidad (PEAD) y Polietileno de Baja Densidad (PEBD) para su uso en la fabricación de aplicaciones específicas de larga vida útil en sectores como la minería y la agricultura.
Capacidad de reciclaje
A nivel internacional, la consultora Interact Analysis señala que la capacidad instalada para reciclar baterías de iones de litio crecerá desde 1,7 millones de toneladas en 2023 hasta 11 millones en 2029, lo que refleja un desarrollo acelerado de la infraestructura global en este rubro.
En Europa, la química BASF inauguró un centro de reciclaje en Schwarzheide (Alemania), el que fue elegido por Iveco -grupo italiano de la industria automotriz- como su primer socio para reciclar baterías de vehículos eléctricos. Desde allí se gestionará la recolección y el procesamiento de baterías de ion-litio para producir “masa negra”, de la cual se extraen materiales como níquel, cobalto y litio, con el objetivo de reintroducirlos en nuevas cadenas productivas. Así, estos avances permiten reducir la dependencia de recursos primarios y la huella ambiental asociada a la minería.
“El verdadero desafío no es solo manejar los residuos, sino repensar el ciclo completo de los materiales. Tecnologías como el reciclaje químico muestran que es posible devolver valor a recursos que antes se perdían, abriendo camino hacia una industria más resiliente y sostenible”, señala María Jesús López, Gerente de Asuntos Corporativos y Sostenibilidad de BASF Chile y Perú.
El desarrollo de estas iniciativas a nivel global representa oportunidades concretas para países como Chile. Con sus capacidades industriales y recursos estratégicos, el país tiene el potencial de posicionarse como líder regional en la transición hacia una economía circular, integrando innovación, desarrollo sustentable y un enfoque resiliente frente a los desafíos del futuro.