- En el panorama global el país cuenta con recursos fundamentales y críticos para el futuro, transformándose en un actor relevante para el futuro sostenible y sustentable del planeta.
Santiago, 19 de noviembre de 2025.- La Organización de Naciones Unidas ya levantó la alerta. Esto luego del último Informe sobre la Brecha de Emisiones del Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA), el cual asegura que los nuevos compromisos climáticos de los gobiernos solo han reducido ligeramente el aumento de la temperatura global a lo largo de este siglo, conduciendo hacia una grave intensificación de los riesgos y daños climáticos.
“Si bien los planes climáticos nacionales han logrado algunos avances, estos están lejos de ser lo suficientemente rápidos, razón por la cual todavía necesitamos recortes de emisiones sin precedentes en una ventana cada vez más estrecha y con un contexto geopolítico cada vez más desafiante. Pero aún es posible. Las soluciones comprobadas ya existen”, menciona la directora ejecutiva del PNUMA, Inger Andersen.
Así, Chile tiene un rol fundamental en la descarbonización del planeta. La vasta y angosta faja de tierra que posee le provee recursos por montón: viento, agua, cobre, litio, por nombrar algunos. Además de ello, en el norte, posee tierra fértil para paneles solares.
Según datos del Foro Económico Mundial, el país se ha fijado el ambicioso objetivo de convertir el 70% de su consumo total de energía a fuentes renovables para 2030 y se ha comprometido a alcanzar la neutralidad de carbono para 2050.
“En la nueva matriz energética que se está construyendo globalmente para dejar atrás los combustibles fósiles, Chile tiene un rol clave gracias a su potencial inigualable en energías renovables no convencionales, especialmente solar y eólica. La vasta extensión del desierto de Atacama ofrece condiciones óptimas para la energía solar fotovoltaica y concentrada, mientras que las costas y zonas montañosas presentan un excelente recurso eólico que permiten el hidrógeno verde”, explica Jorge Yaqui, vicepresidente ejecutivo para la Región Andina de Logicalis.
Así, además de otras iniciativas, la inversión y el desarrollo en estas áreas han llevado a una matriz energética cada vez más limpia, con un impacto significativo en la reducción de emisiones de gases de efecto invernadero. La implementación de tecnologías avanzadas en almacenamiento de energía, como baterías de litio y sistemas de bombeo hidroeléctrico, complementa esta capacidad, asegurando la estabilidad y continuidad del suministro.
“A eso hay que sumarle el cobre y el litio. Así, hoy la minería transita un camino para ser más sostenible y tecnológica, experimentando una profunda transformación e incorporación de tecnologías como la automatización, la digitalización y el uso de inteligencia artificial para optimizar procesos, reducir el consumo de agua y energía, y minimizar el impacto ambiental. Ejemplos incluyen la teleoperación de equipos pesados, el uso de camiones autónomos y la implementación de sistemas de monitoreo en tiempo real para la gestión de relaves y la calidad del aire”, recalca Yaqui.
Además, se están explorando activamente tecnologías para la recuperación de metales valiosos de residuos mineros y el desarrollo de procesos de lixiviación (separación en el que un líquido disuelve y arrastra componentes solubles de un sólido) más eficientes y menos contaminantes.
“El país se rige por altos estándares y normas internacionales. Por ende, sus capacidades en sustentabilidad tecnológica son testimonio de una visión seria y a largo plazo, con un profundo compromiso del crecimiento económico con la protección del medio ambiente y el bienestar social. Al continuar invirtiendo en innovación y adoptando un enfoque colaborativo, Chile está bien posicionado para consolidarse como un líder en la implementación de soluciones tecnológicas que aborden los desafíos globales y construyan un futuro más sostenible”, sentencia Yaqui.



