- En plena transformación digital impulsada por grandes avances, cambios en el comportamiento del consumidor y la demanda de experiencias phygitales personalizadas, es probable que en el mediano plazo la forma en que compramos sea radicalmente diferente a la actual, con la tecnología desempeñando un papel central en cada etapa del proceso.
Santiago, 3 de diciembre de 2025.- En el futuro próximo, las compras serán experiencias altamente personalizadas. La inteligencia artificial (IA) y el aprendizaje automático (machine learning) analizarán nuestros historiales de compra, preferencias, hábitos de navegación e incluso datos biométricos para ofrecer recomendaciones de productos y servicios ultra-relevantes. Las tiendas físicas se convertirán en espacios curados donde los productos se exhibirán de manera estratégica, basándose en el perfil individual de cada cliente.
Podremos ver «escaparates inteligentes» que cambian su contenido según quién los esté mirando, y asistentes de compra virtuales que nos guiarán a través de un catálogo adaptado a nuestros gustos. “Para los consumidores, la experiencia empieza mucho antes de entrar a la tienda. Se estima que para 2030, no entrarás a una tienda simplemente esperando encontrar algo que te guste. La experiencia comenzará en el momento en que “pienses” en comprar.
Es posible que recibamos como notificación en nuestro celular alguna propuesta de una colección: no un anuncio genérico, sino una selección de artículos, adaptada a nuestro estilo personal”, explica Ignacio Orellana, CEO de Sistemo. Además, tu agente de IA (conectado a tus dispositivos, sincronizado con las cámaras de las tiendas, siempre aprendiendo) te dará sugerencias mientras recorres una tienda como: «Esta chaqueta? Es tendencia en tu círculo. ¿Esas zapatillas? Tres de tus amigos ya las tienen, pero este color es más parecido a ti». “Veremos una transición cada vez más sólida hacia la personalización.
No se trata de lo que es popular, sino de lo que se adapta a tu personalidad. El ciclo de ver, querer, probar y comprar será más corto que nunca. De esta manera, el porcentaje de duda de los clientes se reducirá. Quizás te lo pruebes en un probador interactivo. Quizás toques tu teléfono y ya esté de camino a tu casa. En cualquier caso, la gratificación instantánea es la norma”, menciona el profesional.
La distinción entre compras online y offline se difuminará por completo. Los consumidores esperarán una experiencia fluida e integrada a través de todos los canales. Esto significa poder comenzar una compra en una aplicación móvil, continuarla en un sitio web y finalizarla en una tienda física, sin interrupciones.
La magia detrás de la cortina
Para los minoristas, hacer que este futuro funcione significa reconfigurar todo lo relacionado con su funcionamiento. La predicción lo es todo. Para 2030, el comercio minorista no se basará en grandes apuestas estacionales, sino en la microfabricación. “Imaginemos que una marca de ropa lanza una colección cápsula en una tienda, analiza cómo interactúan los clientes con ella en tiempo real y luego la amplía (o la liquida) en cuestión de días.
El hiperlocalismo es el futuro
Una tienda de zapatillas en Los Ángeles no debería parecerse a una en Tokio. Un H&M en Nueva York debería ser diferente a uno en Bombay. Los minoristas más inteligentes ajustarán constantemente el inventario y la distribución de las tiendas para satisfacer la demanda local, no solo por región, sino por barrio”, precisa Orellana. Sin duda, las compras en 2030 serán una amalgama de tecnología avanzada y experiencias altamente personalizadas.
Aquellos minoristas que dependen de planes estáticos se quedarán atrás, mientras que los minoristas que puedan transformar los formatos de tienda, optimizar el cumplimiento y reestructurar la logística en tiempo real serán los que prosperen en esta nueva era del comercio.
